Pensando en Madrid, desde la autogestión

Piensa Madrid 3. Es el título de dos debates que se organizan en La Casa Encendida, en Madrid, un centro que pertenece a la obra social de Caja Madrid. Asistí (ayer) al primer debate titulado ‘¡Cultura y creación!, ¿qué y cómo?’. Cuatro horas en las cuales no pude por menos de sorprenderme de que la directora del Área de las Artes del Ministerio de Cultura, Ángeles Albert y Manuela Villa, responsable de contenidos del centro madrileño Matadero, señalaran de manera explícita a La Tabacalera de Lavapiés y a los espacios autogestionados como modelos e inspiración para sus políticas culturales. Bien es cierto que esas prácticas estaban más o menos en la agenda del debate a partir de su presentación:

¿Cuáles son las socializaciones de la cultura deseables en las organizaciones urbanas democráticas? ¿Cuál es el papel que lo institucional puede jugar? ¿En qué medida las actuaciones no oficiales (okupación, centros sociales autogestionados, acciones culturales de expertos no reconocidos como tales, sensibilidades desacreditadas) interactúan con lo oficial?

La okupación estaba en el debate pero… hace sólo unos años la política con respecto a la okupación era porra y palo, y ¿ahora se convierten en inspiración para la política cultural de las administraciones?, ¿qué ha pasado? En La Tabacalera se cruzan muchas herencias de Lavapiés, una de ellas es la del movimiento okupa, como alguien decía el otro día, y muy especialmente la del Laboratorio de Lavapiés (los sucesivos Labos). No hay más que leer algunos de sus escritos y comunicados para ver algunas de las prácticas y discursos actuales de La Tabacalera. Hace cinco o seis años, en uno de los escritos del Labo se decía echando la mirada atrás:

El Labo ha procurado ser un punto de encuentro y contribuir al desarrollo de las culturas críticas. Con sus limitaciones, ha aportado su esfuerzo para hacer oír en lo posible los más diversos discursos y para favorecer la constitución de un espacio de reflexión, debate, difusión y práctica de las ideas y proyectos que precisan de él. El Labo, desde luego, ha ganado con ello, porque su proyecto consiste precisamente en ser un espacio de comunicación y también porque le interesa ser parte de los proyectos y experimentos de transformación política, social y cultural de Madrid y esta es una de las maneras de hacerlo.

¿Ha salido exitoso pese a sus sucesivos desalojos el Labo?, ¿está logrando transformar la política social y cultural de Madrid? La simple legitimación de esas prácticas es más que un logro. Pero regresando a los responsables de la administración: ¿qué significa exactamente que las instituciones públicas se miren en esos proyectos y busquen inspiración en prácticas como la okupación/ocupación y la autogestión? Lo más sencillo para algunos será decir que se trata simplemente de una postura pública y de boquilla, que en realidad no se corresponde con la política que después ponen en práctica, sin embargo, que proyectos y espacios okupados estén en boca de responsables de la administración y no sea para pedir su desalojo es más que suficiente para indagar en las implicaciones que estos proyectos tienen.

Comments
One Response to “Pensando en Madrid, desde la autogestión”
  1. lunatic fringe says:

    Hola.

    Donde ( o cuando) puedo consultar los resultados de vuestras investigaciones sobre las implicaciones de la autogestión en el ámbito público?

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